viernes, 1 de julio de 2011

Borrador de una crítica de Amateur de Gonzalo Delgado

Amateur de Gonzalo Delgado, la última de las exposiciones presentadas en el Espacio Infame representa el lanzamiento de Gonzalo Delgado como pintor y dibujante en Barcelona, revelando de este modo otra faceta de su actividad creativa como director de arte y guionista de las películas Whisky, La Perrera, El Custodio y La Vida Útil. La presente exposición es más que un despliegue de dibujos y pinturas, ya que la obras presentadas, incluyendo grandes frisos figurativos de tamaño natural, fueron realizadas durante un período previo como artista residente en el Espacio Infame. Se trata del desarrollo de la idea de generar un conjunto de obras en relación con el lugar, ya explorada en Cuida tus deseos [un juego de palabras que alude cuidar de y tener cuidado con lo desado]. En esa primera exposición, el lugar, una vieja casa con jardín, dio a Delgado oportunidades considerables de explorar las posibilidades de construir encuentros visuales y narrativas asociadas al sentido del lugar. El Espacio Infame lo enfrenta al desafío del espacio de galería: su respuesta al reto, una serie de dibujos de desnudo masculino, es humana y humorística, lúdica e introspectiva, talentosa y anhelante y por encima de todo, una demostración de dibujo y pintura que juega entre la espontaneidad sensual y un rigor de línea y color que nos habla del pensamiento y la estrategia que dio forma a estas obras desde su comienzo.

I

La exposición es en gran parte una instalación y no hay etiquetas que acompañen las obras y distraigan la atención del disfrute de las mismas, y el disfrute es una de las claves de la exposición; representados en una danza priápica, el placer y el deseo así como la incertidumbre y la duda. Ahora bien, existe el peligro de que el jolgorio fálico de esta exposición distraiga la atención de las humanas cuestiones que las obras exploran; interrogantes que giran en torno a los miembros excitados en exhibición y que se despliegan en los cuerpos, las caras, las miradas, francas o intencionadas, a través de los cuales Delgado retrata una serie de emociones y pensamientos. Su trabajo sugiere reflexiones sobre la historia de (o la falta de) el pene en el arte, especialmente cuando revela por completo su potencial erótico y estético, es decir erecto. Aparte de las pobremente dotadas esculturas del Renacimiento, que provocan risitas a los púberes, están las imágenes de Príapo cuyas cualidades artísticas se pasan por alto mientras se las relega a la antropología como fetiches de la fertilidad. Una cosa es clara y es que, exceptuando la pornografía, los hombres heterosexuales parecen nerviosos ante la representación de la propia virilidad. Mientras que las nuevas disciplinas académicas de estudios gay y otras ramas de la historia cultural revelan claramente que pasos importantes se han tomado en esta dirección (como era de esperarse, por artistas gay) en una serie de medios visuales, tales como el film de Genet Chant D’Amour, los comics de Tom of Finland y por supuesto la fotografía de Mapplethorpe. El erotismo de la obra de Delgado me deja bastante convencido de que sus imágenes no tienen la intención de ser totems de poder viril y los hombres no saldrán de esta exposición más potentes que al entrar. Sin embargo su obra no debe encajonarse como gay: siempre vale la pena desafiar la burocracia cultural y tal como se ha dicho, uno necesita elevar la mirada y apreciar en su totalidad las figuras de sus festivas procesiones.

II
Parece oportuno hacer un comentario sobre el espacio en el que Gonzalo Delgado ha residido como artista y para el cual ha creado esta exposición. El Espacio Infame tiene ahora más de un año y desde su creación ha albergado exposiciones de su creadores Virginia Patrone y Álvaro Pemper, así como otras de fotógrafos e ilustradores de Barcelona y allende. Además de ofrecer un espacio para la Infamia en todas sus manifestaciones, siempre que pueda ponerse de pie y declararse arte, la representación del cuerpo o figuración es un tema recurrente en las diferentes exposiciones. Así como Borges ha fundado las bases para el pensamiento sobre la cultura de la infamia, el trabajo curatorial de Pemper y Patrone señala nuevas tendencias contemporáneas en la infamia a las cuales la obra de Delgado claramente pertenece. De modo que para focalizar estas reflexiones sobre la infamia, la obra de Delgado y el Espacio Infame, quiero hacer una breve digresión para considerar otra figura de la cultura que ha mezclado largamente el arte y la infamia.
El problema con la infamia en estos días y en esta era (en verdad en todos los días y todas las eras) es que está repleta de impostores; sin embargo Frank Zappa es una de las pocas figuras selectas que concertaron esfuerzos para reunir el arte y la infamia, siendo la compilación póstuma Have I offended someone, y luego su último y final LP The Yellow Shark un buen punto de partida para todos aquellos los menos enterados de su lírica y su música. Incluido en este último hay un tema titulado Be-Bop Tango que él había explorado casi veinte años antes, como el cuarto lado de un doble LP, Roxy & Elsewhere (editado en 1974) con un tema del mismo título; de hecho es una grabación en vivo de un show en el Roxy de Hollywood. Zappa introdujo esta versión de Be-Bop Tango de 1974 con las siguientes palabras:
“Alguno de vosotros puede que sepáis que el Tango, que ya no es un baile muy popular, tuvo fama en una época de ser una danza de pasión desatada. En los viejos tiempos, cuando no era tan fácil sacarse las ganas, cuando era difícil hacer contacto con un miembro del otro bando y había que recurrir a cosas como bailar juntos y salir con un “¡hala!”…[a juzgar por la respuesta de la audiencia Zappa imita unos pasos de tango]…aquellos fueron los días, bueno...aquellos días probablemente se han ido para siempre, no lo sé, a menos que Nixon los traiga de regreso un poco más tarde. Pero tenemos este Tango muy especial, altamente evolucionado, “per-mutado” que es en realidad un tango pervertido, sí, es tan perverso... Este es el Be-Bop Tango, un extraordinario acontecimiento espectacular...”
Inmediatamente después de la inauguración de la muestra de Delgado estuve escuchando este álbum e imaginando los bailes que los miembros de la audiencia ejecutaban acompañando el Be-Bop Tango. Las palabras de Zappa se quedaron conmigo; me impactó descubrir que la perversión zappanesca de los géneros musicales y las tradiciones fuera útil para pensar sobre la exposición en cuestión y también sobre la serie de muestras figurativas del Espacio Infame.
Viendo la obra de Delgado podemos estar seguros de que “los viejos tiempos” del Tango han quedado atrás para hombres y mujeres de todas las orientaciones sexuales, o bien puede ser que estemos ante la vanguardia contra nuevas formas conservadoras. De todos modos, la “perversión” de las pinturas de Delgado es también artística. Primeramente, por desafiar el conceptualismo cargado de teoría de mucha obra de arte contemporánea, por su valorización no sólo del placer de la línea y el color, sino sobre todo por la representación del cuerpo.
Su exploración de la figuración a través del desnudo evoca otra declaracón de Zappa que aparece un poco después en Be-Bop Tango de 1974: “El jazz no está muerto, sólo huele raro”. Del mismo modo puede decirse: “El arte figurativo no está muerto, sólo se ve raro”. O más bien ha andado errante envuelto en un sudario y otra serie de ropajes inadecuados, que felizmente se ha sacudido de encima en la obra de Patrone, Pemper y el artista más reciente del Espacio Infame, Gonzalo Delgado.
Ahondando en la perversión de la obra de Delgado, ella abarca, cuestiona explora y juega irónicamente con el entorno de tradiciones identificado con la figura masculina. En concordancia con este elemento axial del curriculum académico, Delgado repite el desnudo masculino una y otra vez, explorando posturas, poses, expresiones, a pesar de que no está interesado en los cánones clásicos hacia los cuales miraba la Academia, pero que sin embargo evoca en las procesiones de “bañistas” bien dotados de sus frisos; ni hay ecos en la obra de Delgado de los ensayos formales con los cuales el modernismo se reenganchó con el desnudo clásico a través de diversas formas disruptivas con los rigores de la vieja academia, si bien su manejo de la línea y el color no es el de un poseur artiste. La figura humana de Delgado es más bien su figura, aborda la figura a través del autorretrato, a través de si mismo, no el “otro” de los cánones estéticos y las tradiciones, pero el “otro” que somos, que queremos ser, que quisiéramos no ser, que no podemos evitar ser y en quien no podemos evitar convertirnos. Es él, Delgado, quien danza un rito de primavera “pervertido”, o aún un tango pervertido, sobre las playas nudistas del Poblenou, ahora vueltos a la vida en estas imaginaciones pintadas.
Delgado busca el retrato de emociones y deseos que las aspiraciones de la Academia y del Modernismo no se pudieron permitir. No es que su obra aspire a ser más humana o real, antes bien clama ser ni más ni menos que completamente suya, de Delgado, y lo hace con honestidad, talento y confianza. Son estas cualidades las que dan forma y vida a sus figuras. Así que podemos concluir que el arte figurativo no está muerto: sólo está pervertido.

Jeremy Roe
Barcelona Junio de 2011